Metrópolis
En la revolucionaria,
extraordinaria y muy influyente película de ciencia ficción futuristica
Metrópolis, máximo exponente del expresionismo Alemán en el año 1927
Fritz Lang se anticipa a un 2026 tecnológico.
Película con un gran trasfondo político,
gran contenido humano, social y moral, habla
del permanente conflicto de lucha de clases, un robot bipolar de doble cara
es el mediador. La cara del amor, enmascara al corazón
despechado del antropomórfico robot revestido de hojalata.
Se equivoca Lang con la romántica idea de un corazón,
enlazando amando mano y cerebro, uniendo
razón y fuerza para producir trabajo.
La razón actual se enmascara tras la pantalla
gigante imprescindible de una tecnología que engulle, aislando al
hombre del siglo XXI en grupos fantasma que nadie ve.
Uniformados unen fuerzas, y distanciados de
sus responsabilidades, los humanos se esconden tras una realidad
virtual tan irreal donde nadie es, y todos son culpables o
inocentes.
Tecnología a su vez creada por la
mano humana defectuosa del hombre irresponsable, desecho de genes que caducan.
Y si un robot maquina no crea a otro
robot, los nuestros bipolares, seguirán cometiendo
idioteces reflejo de nuestras carencias morales y mentales.
El mundo como tal en su permanente lucha de toda clase
de crisis y de clases, desaparecerá en un enorme bosque
tragándose al individuo, pues como dice Kant “el hombre no es más que un tocho
de madera retorcida”, y” con menos corazón que un árbol”, eso lo digo yo.
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