El arte del
Pequeño
Somos
creadores, pero el verdadero artista ordena
archivando lo que le rodea de una manera más personal. Su ojo se esfuerza por mirar como si viera las cosas por primera vez, como las ve
un niño, distorsionándolas, y desembarazándose
de lo superfluo para inventar más fácil.
.. Crear es expresar lo que uno lleva dentro ayudado de lo de fuera, nuestro
interior con lo exterior se debe
proyectar sobre la tela, en el caso de la pintura de una forma mecánica ,simple y
original, resistiéndonos a las prácticas habituales del conocimiento
para expresar esta mezcla de ideas
sentimientos y conceptos.
,
Un niño entre
los 4 y los 7 años no coartado y egocéntrico expresa sus
sentimientos a través del encanto
y la espontaneidad de dibujos muy expresivos.
Nos informan con ellos sobre la impresión que
le produce la apariencia externa de un objeto. Pero es su falta de habilidad para dibujar, su sensibilidad estética o su habilidad
plástica infantil, con su simplicidad de formas, despreocupación por los
detalles y libertad para interpretar
relaciones espaciales, lo que
precisamente atrae emocionalmente.
Con su dinamismo privilegiado, en esta etapa se da una transacción fácil y
natural entre los distintos medios. El niño canta o baila mientras dibuja con
desenvoltura y entusiasmo combinándolas. Se llama sinestesia, el niño efectúa fáciles traducciones entre
distintos sistemas sensoriales en el que los colores pueden evocar sonidos y
los sonidos colores. Este estallido de actividad artística, constituye el enigma central del desarrollo
artístico. Expresar ideas y conceptos
nuevos afloran sentimientos, con trazos agitados y, personales, los
niños producen grandes abstracciones a través de originales
caricaturas. La fama se puede
desarrollar en esta etapa.
La
repetición da seguridad pero coarta la
creatividad. El niño aprende a través del descubrimiento, la experimentación y
la exploración de lo nuevo.
Un dibujo vivaz, triste, iracundo o potente
dentro de su simplicidad puede ser señal de una obra de arte. Sensibilidad
artística y percepción estética aumentan con la edad, y van en paralelo con la disolución del
egocentrismo y perdida de la originalidad.
El adulto
inventando metáforas preescolares da rienda
suelta a procesos inconscientes, ocultando
la proeza y destreza del conocimiento, debe desembarazarse de representaciones
estereotipadas y convencionales que a veces adapta para captar visión de los
demás, y
que inhiben la libertad tan valiosa que tiene el niño creador, que no
tiene tales preocupaciones.
Miro Klee o
Picasso pueden ser ingenuos sin copiar a niños pero deben reducir las formas a trabajos más simples, espontáneos y
originales. Buscando siempre expresiones
distintas.
Por otra parte los niños intentando llegar al
realismo producen desviaciones geniales.
Un adulto
debe buscar la inocencia y
simplicidad en su rebuscada madurez que ha perdido, para crear nuevas divinidades de pre-escolares.
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